Contemplar la luna
junto a ti
y saberme
en mitad de uno de esos fenómenos
para los que se esperan muchas noches
pero que siempre
hacen su aparición.
Asaltar el tiempo
con conversaciones
de vidas paralelas
y abrazos
a la vitalidad
que me inspira tu sonrisa.
Confesarte
que cuando ese hilo que nos conecta
se acorta
el pulso se me acelera
y ya no existe nada más.
Escuchar tu música
no sólo cuando tocas el piano.
Sentirte
no sólo cuando estás a mi lado.
No creo ni en dios ni el azar.
Únicamente
en los deseos hechos realidad
porque has redescubierto a una escéptica
el regalo de la magia
y creo que no puede haber
mejor forma de devolverme
lo aportado al mundo próximo
que con esas palabras indirectas a los labios
y una de esas miradas tan tuyas
directas al corazón.