jueves, 3 de mayo de 2018

Basta ya de cuentos


   El eufemismo suelta la soga
   mientras la rabia explota en las gargantas.
   Sus rancios hilos
   están urdidos desde hace siglos
   con el sinsentido de la fuerza.

   Y es que no entiendo días como hoy
   que se convierten en semanas
   protagonizadas por las tragedias de muchos hogares silenciados,
   de noches de diversión truncadas por los peores monstruos.

   Tú, sucio animal
   que no entiendes que
   las caperucitas no existen
   ¿por qué te crees superior?

   La impotencia de vernos muertas
   nos da el poder de hacernos justicia,
   de poner voz a las que no pudieron negarse.

   Nosotras avanzamos
   para ver en los ojos de otras generaciones
   el respeto al no,
   el respeto al sí,
   el entendimiento más allá
   de las poses socialmente aceptadas,
   el no culpabilizarnos
   de la libertad de volver solas o acompañadas,
   de vestir como nos gustemos,
   de disfrutar la vida sin etiquetas,
   el no justificar los ataques,
   el no ser víctimas.

   Ahora recogemos
   de ese hogar
   llamado sororidad
   las armas contra un pensamiento antiguo.

   En nuestras manos
   las banderas que dan vida,
   las únicas que pueden dar un futuro

   Escrito en ellas
   yo no te olvido.
   Yo te creo.
   Yo te quiero.