martes, 29 de agosto de 2017
(La chica paréntesis)
Ella siempre confiaba
en que la vida rompería el hielo
sin darse cuenta de que la escarcha
se adhería a sus labios.
Los pliegues de sus sábanas
dibujaban interrogaciones,
sus canciones ya no contestaban,
el mundo se hacía más ruidoso.
Cada día era testigo
de conversaciones airadas
con olor a cerrado.
Y aunque no quería entregarse
a un presente acotado
ni a una distopía,
sin motivo,
la chica paréntesis
renunció al sonido.
Miraba de cerca y amaba de lejos
pero erraba desde lo más profundo
al encerrar lo más importante
entre dos signos,
metáforas de una infravaloración
sin frecuencia ni amplitud.
Uno siempre es incapaz de ver
lo que no ve.
Solo bastó un día claro
para poner fin
a este compromiso velado.
Una anomalía,
una chispa en sus ojos,
un espasmo en sus manos.
Las palabras se alzaron,
formaron tormentas de interior
y crucigramas de sentidos encallados.
Ella quiso recogerlas todas;
las guardó en botes de sal,
en las cajas de los zapatos viejos,
en los sobres de las cartas que nunca envió
y en las historias que no tuvieron lugar.
Entonces
se dio cuenta de que
la vida
no se vive entre paréntesis.
Vídeopoema:
https://www.youtube.com/watch?v=oRM6rqfCwG8
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