jueves, 6 de julio de 2017

Camino (teoría y práctica)


                        I

   En algún momento nos dijeron que 
   debíamos seguir la línea 
   que empezaba en nuestros pies.

   Confiábamos en que el horizonte
   nunca tendría fin.

   Optamos por caminar de frente
   denostando el valor de una comodidad que, 
   en breve, sería pasada.

   El vacío nos avisó de que la línea
   jamás volvería a dibujarse sola.

   Únicamente hallamos garabatos en la vertical,
   escarpados salientes
   tallados en la roca,
   erosionados por los odios y pasiones
   que toda vida invoca.


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                             III

   Me pregunto por qué me empeñé 
   en pensar que el camino estaría asfaltado, 
   que todo aparecería indicado.
   Son varios ya los kilómetros 
   y no veo una puta señal a mi lado.

   Quedan los desvíos.
   De ellos dicen que están en construcción,
   pero los proyectos claramente
   están en el aire.

   Qué le vamos a hacer 
   si fuimos generaciones prometidas, 
   una vez más, perdidas.

   No bastará con echarse a la carretera, 
   no bastará con correr más que nadie;
   es una pugna con el presente.
   Aunque si no nos movemos
   no habrá letra que nos represente.

   Es un consuelo intuir que 
   no hay cabida para una existencia inmutable,
   que todo es ascenso hasta la caída.
   Y en este progresar sin medida,
   convertí los errores de los que más reniego
   en las huellas sobre las que avanzar
   y con todas las palabras que me negaron
   tejí los versos que me hicieron madurar.

   Siendo honestos, 
   y ya puestos, 
   siendo egoístas, 
   querría ignorar estos juicios, 
   desterrarlos al desconocimiento,
   al menos,
   enterrarlos en el fango del adormecido sufrimiento,
   porque no son justos, 
   este no es su momento.

   O quizá sea yo quien esté fuera de tiempo,
   sin edad ni época, sólo con sueños.
   Quizá la búsqueda empezó tarde,
   quizá nuestro encuentro terminó pronto. 

   Sé que no hay líneas rectas en mis manos,
   como no las habrá en esta travesía.
   Pero la cima nunca importó tan poco
   ahora que sé quién soy,
   ahora que sé con quién quiero ser,
   ahora que sé el cómo y el porqué.