sábado, 11 de febrero de 2017

Acto III

   Con frecuencia,
   evitamos las cosas que más deseamos,
   ocultamos nuestros anhelos,
   los enterramos en excusas cansadas
   esperando que se desvanezcan por sí solas.
   Un abrazo, que nunca debió terminar, roto por las normas del decurso.
   Unas manos que sólo se entrelazaron con el viento.
   Un beso que murió en unos labios indecisos.

   Basta un gesto, una mirada para delatarnos,
   para revelarnos como falsos actores
   de una vida dramatúrgica.
   E incluso a contrapié
   hacemos por conservar el disfraz.

   El figurante de su propia obra, 
   el perfecto huésped de una existencia estándar. 
   Despropósitos, fines arrojados al silencio
   con una mordaza de conciencia represiva, 
   otro ancla para un corazón que ansía latir.

   Yo claudico ante las presiones de la experiencia.
   Elijo vivir sintiendo.
   Me atengo a las consecuencias.

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